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Los bancos centrales infravaloran potenciales riesgos, desdibujan el escenario. Esto no es bueno…

por La Carta de la Bolsa Hace 9 años
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En un viaje relámpago a Madrid comí ayer con Alexandre H. gestor de un banco privado anglosajón. Con un ojo fijo en su tableta, para seguir en directo los comentarios de Drgahi, y otro alternando el plato con mi cara, apenas terminó el plato único. "Entre los grandes riesgos actuales está el de confundir las medidas de los bancos centrales con el exceso de complacencia. Los gestores van perdiendo poco a poco el miedo a la Bolsa y es posible que en los próximos meses aún lo pierda más ante la política de tipos de interés CERO y su traslación a los depósitos bancarios. Los gestores, aquí y allí, en Europa, Asía, América y Oceanía consideran que los Estados a través de los bancos centrales, que de independientes no tienen nada, van a impedir quebrantos en los mercados. Los niveles de complacencia actuales son similares a los de 2000, momentos antes del crash de los valores tecnológicos (marzo de 2001). Este es uno de los grandes problemas que se unen a los viejos problemas estructurales sin resolver, porque los políticos no quieren dejar la poltrona ¿Otro Gran Problema?. Las inmensas mole de deuda acumuladas por Estados, Empresas, Familias e Individuos..."

"Sí, la autocomplacencia se ha instalado en los mercados y casi todo el mundo que se dedica a la inversión proclama desde hace varios meses la mejor inversión para 2014 es la Bolsa. Ya sabemos todos lo que sucede cuando los participantes en el mercado se sitúan en el mismo lado de la barca, cuando los participantes no reparten la carga convenientemente..."

"He hablado con algunos gestores amigos del asunto. Los mejores, según su historial, ven similitudes del entorno actual con la crisis vivida en 1987. Entre éstas encuentran un importante déficit fiscal y de cuenta corriente en los EE.UU., un dólar en fase de depreciación, pese a las subidas de los últimos días, la deflación de los precios de las materias primas, mercados emergentes rotos y la fuerza de instrumentos derivados. A esto, se añade el hecho de que, tal y como ocurrió hace unas semanas en Wall Street con los valores tecnológicos, se han obtenido grandes beneficios en poco tiempo, lo que se tradujo (y traduce) en un elevado grado de auto complacencia por parte de los inversores..."

Sin salirse de este camino, José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, comentaba hace unos días que "un alto cargo de la Fed ha advertido sobre las deficiencias de Basilea III, lo que ha generado un cierto temor a que finalmente USA no imponga la regulación en sentido estricto (o pueda ser más estricta)

¿Por qué todo les parece poco relevante a los mercados? Es el problema de fondo: la volatilidad implícita e histórica tan baja como la actual, que infravalora potenciales riesgos, desdibuja el escenario. Todo se matiza. Y esto no es bueno.

Hace unos días, la columna de Hilsenrath habla precisamente de todo esto. De forma implícita, el riesgo de confundir la estabilidad financiera con el exceso de complacencia que puede llevar a la larga a asumir más riesgos de los que puedes gestionar. Para los inversores privados y también con el tiempo a los propios bancos centrales. Bueno, esto último no lo dice tan claro aunque es algo evidente. De hecho, muchos analistas advierten sobre la posibilidad de que con el tiempo las decisiones de algunos bancos centrales estén condicionadas por su balance y no tanto por lo que precise la economía y los mercados.

"Low volatility I don't think is healthy"; "This indicates to me a little bit too much complacency that [interest] rates are going to stay at abnormally low levels forever." Richard Fisher, Fed.
"My concern is that keeping rates very low into late 2016 will continue to incentivize financial markets and investors to reach for yield in an economy operating at full capacity, posing risks to achieving sustainable growth over the longer run," Esther George, Fed.

Con todo, lo más interesante de todo es que las advertencias que escuchamos sobre la baja volatilidad, los bajos tipos de interés, sobre el exceso de complacencia y otros excesos, tienen un impacto marginal en los mercados. ¿Tienen razón los inversores para considerar que cualquier caída es una buena oportunidad de riesgo? Quizás sí en bolsa. Pero, ¿qué me dicen de la deuda? Como decía otro consejero de la Fed, "es una paradoja". Yo diría más bien que es un conundrum...."


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