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"Los analistas USA son como niños, el resto también. O hacerse trampas en el solitario..."

por La Carta de la Bolsa Hace 10 años
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"Trimestre a trimestre, semestre a semestre, año a año se repite en Wall Street la misma canción cuando toca hablar de los resultados que vienen. Los altos ejecutivos de las empresas juegan con los analistas y éstos se dejan llevar por un manejo de las expectativas típico de párvulos, de patio de colegio. Los analistas USA y muchos de los ejecutivos de las empresas que cotizan en la Bolsa más grande del mundo son como chiquillos. Lo mal es que el resto del mundo sigue sus pasos, movimientos e inquietudes sin rechistar. Ahora que llega la ceremonia de presentación de resultados, muchas compañías han señalado previamente que no cumplirían con los pronósticos que ha realizado el mercado y que su resultados muy bien podrían ser peores de lo esperado. Llega la hora de la verdad, la de rendir cuentas al Regulador USA y salen conejos de la chistera: los resultados son mejores de lo esperado, un poco mejores, en muchos casos, pero mejores de lo esperado. Y ahí saltan y brincan las cotizaciones como peces en el agua..."

"93 de las 111 empresas del S&P 500 que han emitido un pronóstico de beneficios para el primer trimestre han guiado por debajo de las estimaciones del consenso de analistas. Este es el segundo mayor número de profit warnings desde que FactSet comenzó a registrar estos datos en 2006. El número más alto se produjo hace tan sólo tres meses, para el cuarto trimestre de 2013. A los ejecutivos les encantan las bajas estimaciones. Suelen emitir unas previsiones "cortas" para poder batirlas con mayor probabilidad. Y es probable que esto sea lo prudente, porque el mercado está muy centrado en la "tasa en la que se bate al mercado". Y a pesar de las perspectivas negativas, el mercado ha reaccionado positivamente..."

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"Es la ceremonia, el ritual de la presentación de resultados empresariales aquí y allá. Pero es allá, en EEUU, donde todo el mundo fija la atención, donde todas las Bolsas confían o desconfía del futuro que viene. Una ceremonia que, con frecuencia, provoca escenas de paroxismo colectivo ¡ohhh! se escucha en las gradas cuando una empresa presenta unas cifras horribles, pero MEJOR DE LO ESPERADO POR EL MERCADO. Y ahí la maquinaria de los analistas se pone en marcha y desde los helicópteros se lanzan octavillas, pura propaganda, de que VENDRÁN TIEMPOS MEJORES y que estos resultados, al fin y al cabo, no valen para nada. Luego, con el paso de los días y de las semanas, el mercado retrocederá por el mismo camino y reparará en el desastre que pueden provocar en los índices bursátiles globales unos resultados empresariales muy flacos, excesivamente débiles. Antes, no obstante, repare, amigo inversor, en la gran ceremonia..."

"He dicho en más de una ocasión que los antiguos bancos de inversión estadounidenses hace mucho que se pusieron el mundo de la Bolsa por montera y, lo que es peor, se pasaron las recomendaciones explícitas de la Crisis por el forro. Es decir, acamparon a sus anchas. Salvo el número de participantes, ahora más reducido, nada ha cambiado en la actualidad. La banca de inversión anglosajona tocó la trompeta del Gran Rebote y el resto de los analistas del mundo replican sus movimientos y hacen suyas las modas de aquellos. En este momento de liturgia de presentación de resultados, han vuelto a resucitar un término muy viejo, que conduce a error y provoca más estrés de lo deseable en numerosos actores en los mercados. Se trata del calificativo mejor o peor de lo esperado cuando se refieren a los resultados de las empresas cotizadas, que es el eufemismo y la manera de desviar la atención del balance real..."

"Mejores o peores de lo esperado, dicen, para enmascarar la realidad. Las acciones suben y bajan, entre otras cosas, porque los resultados son buenos o malos. Los buenos resultados sostienen las valoraciones en curso, incluso las aúpan. Los malos resultados provocan el efecto contrario. Pero si al gentío, a la gran manada bursátil, la azuzamos con otras estratagemas, podremos comprobar que un resultado empresarial malo, pero mejor de lo esperado, tiene efectos balsámicos sobre los precios de las acciones, mientras un resultado bueno, pero peor de lo esperado tiene una contestación bursátil contraria a lo que sería lógico..."

(De la conversación mantenida con uno de mis gurús favoritos)


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