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Los inversores se encuentran en la parte más complicada del ciclo de inversión.

por Carlos Montero Hace 1 año
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Dados los actuales movimientos del mercado y los que están por venir, los inversionistas deben adaptarse para comerciar en una especie de dimensión desconocida, ya que últimamente las narrativas de Wall Street cambian más rápido que los videos en TikTok. Le explico por qué se lo digo: para el jefe de estrategia de inversiones de Bank of America (BofA), Michael Hartnett, los inversionistas se encuentran en la parte más complicada del ciclo de inversión debido a que: El endurecimiento monetario (retiro de la liquidez y alza de tasas de interés) parece estar llegando a su fin, pero la relajación monetaria (baja de tipos de interés e inyección de dinero) por parte de los bancos centrales está muy lejos de comenzar.

  • La inflación ha terminado, pero la recesión aún no ha iniciado.
  • La reapertura económica de China está empezando, mientras que Estados Unidos es asechado por el fantasma de la recesión.

La convicción de los inversores sigue inmersa en un enorme mercado bajista y los riesgos para los mercados son grandes, advierte Hartnett en su nota semanal Flow Show.

Así, en el escenario actual plantea tres “pensamientos heréticos” que aquí revisamos:

Inflación mínima en el primer trimestre. La variación trimestral anualizada de la inflación es del cero por ciento, mientras que los mercados se muestran optimistas ante dos subidas más de 25 puntos base por parte de la Reserva Federal (Fed) estadounidense que ya se dan por descontadas, y 200 puntos base de recortes en 18 meses. Es justo esta última asunción donde está lo más dudoso y cuestionable.

Y es que un mercado laboral muy ajustado, más una nueva subida de los precios de las materias primas impulsada por la reapertura de China y temas geopolíticos en Rusia y Ucrania podrían dar lugar a una inflación superior a la esperada que revierta las expectativas exageradas de recortes de 200 puntos base.

“Misión no cumplida”, pues los bancos centrales confirman una nueva era de inflación. El esperado final del endurecimiento se produciría antes de que las tasas de interés oficiales alcancen niveles restrictivos en términos reales y las subidas terminen con todas las economías en pleno empleo/inflación muy por encima del objetivo. 

Los bancos centrales están aceptando en silencio una mayor inflación estructural, voluntaria o involuntariamente, pues tal vez piensan que las tasas bajas ayudan al servicio de la deuda pública, que una mayor inflación contribuye a rebajar el nivel nominal de la deuda y que la inflación cura la desigualdad de la riqueza.

La recesión del segundo trimestre de 2023 marcará un mínimo en los rendimientos de los bonos. La caída del 17 por ciento de los papeles de deuda del Tesoro estadounidense en 2022 fue la peor desde 1788 y nunca ha habido tres años seguidos de pérdidas en la deuda pública de la Unión Americana. 

En este sentido, los últimos 250 años de historia dicen que los rendimientos del Tesoro de EU subirán en 2023, pero viene una recesión y probablemente grande, con lo que no puede descartarse otro año malo. Un mayor desempleo, combinado con una tasa de ahorro personal del 2 por ciento, un crecimiento del 15 por ciento en la deuda de tarjetas de crédito, tasas de tarjetas de crédito en máximos de 50 años y compañías financieras de consumo aumentando sus reservas ante pérdidas “no es bueno”.

Desde un punto de vista cíclico, Hartnett sigue pronosticando rendimientos positivos del Tesoro en 2023 y un año difícil para las acciones, con un “aterrizaje duro” y riesgos de eventos crediticios infravalorados. 

También prevé un cambio de los activos deflacionistas a los activos inflacionistas, como ocurrió con Japón en 1990, la quiebra de las puntocom en 2000, los bancos estadounidenses y de la Unión Europea en 2007 y de los BRIC y los recursos en 2011.

Finalmente pronostica que las tecnológicas tendrán un rendimiento inferior en los próximos años, y que el nuevo liderazgo será de activos inflacionistas como las materias primas y las acciones no estadounidenses.

Es hora de seguir siendo cautos:

Hartnett es uno de los analistas más destacados y acertados de Wall Street. Es por eso que en este espacio damos seguimiento a su punto de vista, y al de otros expertos, para hacer nuestro propio análisis y conclusiones. En este sentido, en Top Money Report mantenemos el pronóstico de que 2023 será un año “atípico”, de una “nueva normalidad”. 

Ver hacia el pasado suele usarse como una guía hacia el futuro, lo cual es un error. El pasado quedó atrás, y si bien nos deja lecciones que aprender, también nos enseña que siempre hay cambios y que resultados anteriores no deben extrapolarse hacia delante.

Lo que queremos decir es que consideramos bastante probable que el optimismo con el que han comenzado este año los activos de riesgo –en especial las acciones en las bolsas de valores y criptomonedas– nuevamente se apague en los próximos meses.

Estaríamos presenciando un “rebote del gato muerto” o un “rally de mercado bajista mayor”, que sería retomado a la baja cuando la realidad –de una recesión que se aproxima, una inflación elevada y tasas de interés más altas de las que nos tenían acostumbrados los bancos centrales– nos explote en el rostro.

La liquidez es la reina. Así que probablemente el dólar y el oro como activos refugio en crisis, más instrumentos como las materias primas y otros “activos inflacionistas”, seguirán siendo el mejor sitio para quedarse. No lo pierda de vista y no se deje engañar por el “canto de sirena” de los mercados al alza.

Fuente: Guillermo Barba - Propia.

Lacartadelabolsa.


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