La financiación interna FI es el efecto que hace que, en una empresa, unos productos carguen con costes de otros, presentándolos como menos rentables de lo que realmente son y, recíprocamente, proyectado sobre los segundos una margen virtual añadido que no poseen. Puede obedecer a causas estructurales, como cuando los precios se calculan a partir de un método con error intrínseco, como el Direct Costing (DC), el Activity Based Costing (ABC), o un Full Costing (FC) mal equilibrado, o a motivos coyunturales, por ejemplo cuando se aplica la misma tarifa para diferentes tipos de operaciones. La FI actúa como un par subvención-gravamen, que enmascara el coste real Cr de los productos y el resultado de las operaciones y, por tanto, induce a tomar decisiones equivocadas al no conocerse exactamente las áreas generadoras de rentabilidad.
El coste calculado o coste aparente Ca de un producto es igual a su coste real más la financiación interna, siendo esta positiva cuando el producto actúa como financiador de otros, y negativa cuando es financiado.
Ca = Cr + FI
Si suponemos que una empresa tiene unas condiciones de competitividad objetiva iguales a la media de su sector, sus costes reales Cr también serán iguales a los medios de ese sector. Suponiendo a la vez que trabaja con los mismos márgenes teóricos Mt que sus competidoras, calculará sus precios Pv en función de ese margen como
Pv = Ca + Mt = Cr + FI + Mt
la empresa obtendrá su precio añadiendo* el margen que pretende obtener, al coste que cree que tiene, que es el que realmente tiene más la financiación interna. Por tanto, si llamamos Pm al precio medio del mercado no afectado por la financiación interna, se cumplirá que:
La FI tiene un efecto automático, los clientes tienden a comprar más aquellos productos que la empresa beneficia con financiación interna, y menos los que se ven penalizados por ella.
Cuando se elimina el fenómeno ocurre justo lo contrario, y los productos que antes soportaban esa carga, obtienen un margen de maniobra equivalente a la FI que permite, en todo o en parte, trasladarlo directamente a su precio, reduciéndolo, o invertirlo en mejora de calidad o servicio, ganando competitividad en cualquiera de los dos casos. A cambio, al aflorar la financiación interna en los productos a los que beneficiaba, y trasladarla en la justa medida a ellos, verán empeorado su precio o su calidad, por tanto
Al corregir el error de la financiación interna, aumentan las ventas de los productos que nos resultan más rentables, mientras que los menos rentables se desvían a la competencia.
Algunas derivadas que se desprenden de lo expuesto:
Por último, cuanto más homogénea sea la forma de hacer las cosas en un sector, tanto más conviene descubrir la FI, y más fácil será aprovecharla a nuestro favor, simplemente porque todos estarán cometiendo el mismo tipo de errores.
(*) No se calcula sumando directamente, sino con una fórmula más compleja, pero conceptualmente se trata de lo mismo.
(**) De la confusión general que ocasiona la cuenta de explotación hablaremos en otro breve artículo.