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Moderar la euforia

por Renta 4 Hace 10 años
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El año ha comenzado con magníficas noticias para la financiación de la economía española:

- La prima de riesgo se sitúa por debajo de los 200 puntos básicos, apenas un tercio de la existente hace dos años.
- El Tesoro, después de haber conseguido cubrir con holgura las emisiones previstas en 2013 con incremento de las posiciones de los inversores extranjeros, ha logrado emitir bonos a cinco años al menor tipo de interés de su historia (2,4%).
- La vuelta de la confianza es tal que entidades nacionalizadas como Bankia o BMN han logrado emitir bonos con una demanda que triplica el volumen de la oferta inicial, a tipos impensables hace escasos meses: 3,5% en bonos senior a cinco años en el caso de Bankia y 3,15% en cédulas hipotecarias de BMN.
- Incluso empresas que no gozan de la calificación crediticia de grado de inversión, como CIRSA, han podido emitir bonos a un tipo un 25% inferior al exigido hace ahora un año.

Pero no nos engañemos. Este entusiasmo por las emisiones españolas se encuadra dentro de un escenario de retorno de la inversión exterior a los países periféricos del euro. La actuación y el discurso del BCE han logrado eliminar el temor a una ruptura del euro. A su vez, la expectativa de tipos de interés casi nulos durante un largo periodo de tiempo y la reducida rentabilidad de la renta fija de los países centrales del euro, y de EE.UU., hace que los grandes inversores institucionales (fondos de pensiones, compañías de seguros) deban buscar rentabilidad en otros activos, como los periféricos. Adicionalmente, la infraponderación de posiciones en los mercados periféricos es otro factor que explica la fuerte entrada de capitales.

La vuelta de la inversión a los países periféricos del euro es tal que Irlanda ha sido capaz de emitir un bono a 10 años al 3,54% de rentabilidad, con una demanda de 14.000 millones de euros, cuatro veces la cantidad emitida. Es la primera vez que Irlanda acude al mercado tras el fin de su rescate.

La demanda de papel de los países periféricos es tan fuerte, que Portugal ha aprovechado el momento para emitir bonos a 5 años, alejando la necesidad de solicitar un nuevo rescate a Europa.

Incluso Grecia se está viendo favorecida por la ola actual de inversiones en los países periféricos, habiéndose reducido el tipo del bono heleno a diez hasta el 7,7%, niveles mínimos desde el primer rescate a Grecia en 2010.

El retorno de inversión extranjera a la periférica es una magnífica noticia que refleja una elevada recuperación de la confianza en el euro y en estos países. Sin embargo, el momento actual de fácil financiación a tipos muy bajos no será eterno. La deuda o se devuelve, o se refinancia para después devolverla. Aprovechar la alegría actual para incrementar el endeudamiento, sobre todo el público, sin que dicho endeudamiento vaya dirigido a inversiones que generen mayor crecimiento futuro sólo supone una patada hacia delante cuyas consecuencias se pagarán más adelante.

El nivel de deuda de los gobiernos centrales de los países desarrollados se encuentra actualmente en máximos desde que existen registros (casi dos siglos). Como bien recuerdan Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff en un reciente documento publicado por el FMI, cuando la deuda se desboca acaba por no poder pagarse. Todavía estamos a tiempo de que esto no suceda. Sería un gravísimo error caer en la complacencia.

Por Jesús Sánchez-Quiñones González
Director General de Renta 4 Banco


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