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No, en bolsa, no todo es lo mismo

por Carlos Montero Hace 5 años
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Hay una falsa idea entre los inversores novatos, o aquellas personas que no están interesadas en los mercados de acciones, de que cuando las acciones caen todo cae, y cuando las acciones suben todo sube, por lo que no son necesarios demasiados “quebraderos de cabeza financiera”, y simplemente anticipar si la bolsa va a subir o bajar en los próximos meses. Si fuera así, aunque estas alternativas fueran totalmente aleatorias, cualquier inversor acudiría a los mercados con una probabilidad de acierto del 50%. Si tenemos en cuenta que un inversor, por muy primerizo que sea, tiene conocimientos básicos de los mercados, esa probabilidad se situaría por encima del 50%, lo que a la larga debería ser un seguro de éxito. Y no es así. 

El motivo es que no todo sube cuando las bolsas suben, y al contrario. De hecho, es normal que un inversor con poca preparación pierda dinero cuando la renta variable baje, pero también cuando la renta variable suba.  

Para ilustrar esta afirmación vamos a publicar un reciente comentario de Nicolás López de M&G A.V. sobre este hecho: 

“Desde mediados de octubre ha sido llamativo el divergente comportamiento entre algunos valores que han mantenido un claro tono alcista y otros que han sufrido una intensa corrección. En un período en el que el Ibex ha tenido una subida neta del 4%, nos encontramos con valores como Acciona, Iberdrola, ACS o Aena con subidas entre el 15% y el 30%, mientras otros como Bankia, Caixabank, Acerinox o Repsol con descensos entre el 10% y el 25%.  

Los valores del primer grupo tienen en común modelos de negocio que implican expectativas de ingresos y beneficios previsibles (gestión de infraestructuras, utilities) con elevada rentabilidad por dividendos. Los del segundo grupo son valores expuestos al ciclo económico, a los bajos tipos de interés (bancos) o a la volatilidad de los precios de las materias primas. Su comportamiento relativo muestra el desplazamiento masivo de los inversores en busca de una rentabilidad previsible y estable frente al riesgo cíclico en un entorno de desaceleración de la economía global. En el caso de los bancos es clave el entorno de inflación y tipos de interés a la baja, y en el de las materias primas el temor a la desaceleración de China.” 

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Es decir, si en un mercado alcista hubiéramos invertido correctamente la rentabilidad obtenida en unos pocos meses habría cubierto con creces lo esperado para todo el año. Si las decisiones hubieran sido erróneas, hubiéramos perdido de forma importante. 

Por eso son ahora tan populares los fondos indexados, porque invierten directamente en los selectivos, sin preocuparse mucho más, a la espera de que estos con el tiempo suban, lo cual es mucho más probable que si un inversor empieza a comprar y vender él mismo para intentar conseguir siempre las mejores alternativas. Normalmente no lo consigue.


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