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Poniendo las cosas en su contexto real

por Ismael de la Cruz Hace 5 años
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Aunque se habla mucho de las probabilidades de que Estados Unidos entre en recesión económica en los próximos 12 meses y varios indicadores van cada día mostrando las probabilidades, convendría detenerse también en otro aspecto importante. Y es que En Wall Street están reduciendo los pronósticos de ganancias de las compañías del S&P500. Fíjense que en octubre esperaban para este año +6,6%. Luego rebajaron a primeros de enero a +3,3%. Y ahora rebajan a -1,7%. De confirmarse este augurio, estaríamos ante lo que se conoce como una recesión de ganancias, que ocurre cuando las ganancias corporativas se reducen durante 2 trimestres consecutivos. El S&P 500 lo sufrió por última vez en 2015 y 2016 debido a la caída de los precios del petróleo lo que erosionó las ganancias de las compañías energéticas.

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Es cierto que la inversión de la curva de rendimiento de los bonos de Estados Unidos suele utilizarse como aviso antes de una desaceleración económica. Sin embargo, la realidad es que las acciones tienden a alcanzar nuevos máximos justo antes de la recesión. Esto significa que los inversores que usan este hecho para tratar de saber cuándo retirarse de los mercados, pierden buena parte de las subidas. La idea a tener presente es que la curva de rendimiento ha predicho correctamente las últimas siete recesiones de Estados Unidos desde diciembre del año 1969. Como regla general, siempre que la curva de rendimiento se invierte, es decir, cuando las tasas de corto plazo se mueven por encima de las tasas de largo plazo, se producirá una recesión en un plazo de uno o dos años. Pero eso sí, una curva de rendimiento invertida no ha impedido que el índice S&P 500 suba en las últimas siete recesiones, los precios de las acciones han seguido subiendo después de la inversión de la curva, excepto en el año 1973. De hecho, el índice S&P 500 continuó subiendo 11 meses de media antes de alcanzar su punto máximo.

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Por cierto, Reino Unido no se libra de las elucubraciones y el mercado le asigna una probabilidad de entrar en recesión económica en los 12 próximos meses del 30%.

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El índice de sorpresas económicas en USA alcanza nivel positivo. Recordemos que una lectura positiva implica que los datos publicados han sido mejores de lo esperado (negativo, lo contrario). En el siguiente gráfico pueden ver la comparativa de éste índice en Estados Unidos, Eurozona, Japón, Mercados Emergentes.

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El tema de los tipos de interés juega un papel importante y la Reserva Federal de Estados Unidos es plenamente consciente de ello. Las turbulencias en los mercados en el cuarto trimestre del año pasado le recordó a la FED que las percepciones de los inversores sobre una postura de política monetaria “inadecuada” pueden provocar “distorsiones” en los mercados y aumentar el riesgo de contaminar a la economía real. Es por ello que es poco probable que el presidente de la entidad, Jerome Powell, muestre un gran interés por evitar ir en contra de las expectativas del mercado.

Desde que estalló la crisis financiera y los Bancos Centrales comenzaron con sus políticas monetarias acomodaticias bajando los tipos de interés a mínimos históricos, los mercados se han movido intentando anticipar cuándo y a qué ritmo se iba a producir la normalización de la política monetaria, concretamente la subida de tipos de interés. A día de hoy, los futuros de fondos federales otorgan pocas probabilidades de subidas este año (la anterior hoja de ruta hablaba de hasta tres alzas) y valora mucho el año 2020.

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No será por gráficos y por datos, en el siguiente se aprecia que las probabilidades de subidas de tipos este año son prácticamente del 0%.

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En Europa, en cambio, la era del dinero gratis sigue vigente y lo va a estar, salvo sorpresa, durante más tiempo del que se esperaba en un principio. Desde marzo del 2016 los tipos se mantienen en mínimos del 0% y, aunque la primera subida se esperaba para finales de año, todo apunta a que habrá que esperar al 2020 y el proceso se llevará a cabo de manera muy gradual. De momento, la Comisión Europea revisó a la baja su proyección para la zona euro, con reducciones para la mayoría de los países, incluidos los cuatro importantes (Francia, Alemania, Italia y España), sin olvidar que Italia ya entró en recesión y Alemania no evoluciona bien. Pero todavía se puede añadir más leña al fuego, porque el Banco de Inglaterra redujo su tasa de crecimiento para este año al 1,2 por ciento, lo que sería la expansión anual más lenta de la última década.


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