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¡En qué mundo vivimos, pierdes una contraseña y se volatilizan 147 millones de dólares!

por Carlos Montero Hace 5 años
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¡Cada vez entiendo menos este mundo!...en serio, no es una frase hecha. El ritmo al que aparecen nuevas tecnologías es superior al ritmo que puedo asimilarlas. No comprenderlas en su profundidad, simplemente tener un atisbo de lo que significan. Esto me pasa, por ejemplo, con las monedas virtuales. Nunca he llegado a comprender que impulsa a la gente a invertir en algoritmos tan intangibles como la esperanza de su revalorización. Reflejan muy bien la metáfora de la lata de carne de reno que iba pasando de mano siempre a un precio más alto, hasta que el último comprador la abrió con la ilusión de probar la carne más delicada que hubiera tomado, al fin y al cabo había pagado una fortuna por ella, y descubrió que la carne estaba podrida. "La lata era para venderla, no para abrirla", le comentó quien se la vendió.

Y les cuento lo anterior después de haber leído una noticia, que comenta públicamente el economista Guillermo Barba, sobre como el olvido, o mejor dicho, la imposibilidad de acceder a una contraseña, ha sido la causa de una pérdida de cerca de 150 millones de dólares. Veamos:

QuadrigaCX, plataforma canadiense de intercambio de criptomonedas, no puede pagar la mayor parte de los 190 millones de dólares en inversiones de clientes después de que su fundador Gerald Cotten, de 30 años de edad, la única persona que conocía las contraseñas de su “almacenamiento en frío”, falleció inesperadamente en la India en diciembre de 2018, informó Coindesk.

En una declaración jurada ante el Tribunal Supremo de Nueva Escocia, la viuda Jennifer Robertson dijo que QuadrigaCX les debe a sus clientes 190 millones de dólares tanto en criptomoneda como en dinero fiduciario.
QuadrigaCX ha solicitado protección como acreedor porque dice que no puede acceder a los fondos almacenados en el “almacenamiento en frío”.

El intercambio tiene aproximadamente 26,500 bitcoins (92.3 millones de dólares), 11,000 bitcoin cash (1.3 millones de dólares), 11,000 bitcoin cash SV (707,000 dólares), 35,000 bitcoin gold (352,000 dólares), casi 200,000 litecoin (6.5 millones de dólares) y aproximadamente 430,000 éter (46 millones de dólares) , por un total de 147 millones de dólares, según la declaración jurada.

No estaba claro qué parte de la tenencia del intercambio se mantenía en frío. En la declaración jurada, Robertson explicó que “solo una cantidad mínima de monedas” se almacenaron en la billetera, pero no se proporcionaron detalles.

Robertson también dijo que Cotten era “el único responsable del manejo de los fondos” y que ningún otro miembro del equipo podía acceder a los fondos almacenados. QuadrigaCX anunció la muerte de Cotten a mediados de enero, diciendo que había muerto “debido a complicaciones con la enfermedad de Crohn el 9 de diciembre de 2018 mientras viajaba a la India, donde estaba abriendo un orfanato para brindar un hogar y un refugio seguro para los niños necesitados”.

Mientras que Robertson tiene la computadora portátil de Cotten en su poder, escribió CoinDesk, ella dice que no conoce la contraseña y que un experto técnico reclutado por la empresa no ha podido acceder a ella. Ella también dice que Cotten no dejó registros de negocios.

Algunos otros informes han sugerido que es posible que algunos de los fondos en cuestión se trasladaran después de que se publicara el caso, y aunque las pruebas no fueron definitivas, esto y las extrañas circunstancias de la muerte de Cotten provocaron acusaciones de que su fallecimiento era falso o el pretexto para un incidente. Sin embargo, Robertson incluyó un certificado de defunción en las presentaciones, escribió CoinDesk.

Según CBC, el gobierno confirmó que un canadiense había muerto en la India, pero no pudo ofrecer más detalles debido a las leyes de privacidad.

Esta experiencia nos recuerda lo importante que es la seguridad cibernética en el mundo actual, pero también, que nadie tiene la vida comprada, y por ello, siempre hay que dejar un “plan b” a quienes se quedan (incluyendo contraseñas, números de cuenta, pólizas de seguro, testamento, etc.), o podemos complicarles la existencia innecesariamente.


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