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¿Qué tienen en común un meteorólogo, un analista de la CIA, un trader de mercado y un exitoso apostador deportivo?

por Carlos Montero Hace 5 años
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¡Cuántas veces habré escuchado eso de...si realmente supieras dónde van a ir los mercados no trabajarías como analista, estarías en las Bahamas tomando el sol! Y la verdad, tienen toda la razón.  Nadie sabe dónde van a ir los mercados. No es el cometido de un analista o de un gestor. Nuestro cometido es fijar correctamente las probabilidades. ¿Qué es más probable que este valor suba o que baje? ¿Qué es más probable que las bolsas entren en tendencia bajista, o que mantengan la tendencia alcista multianual? ¿Cuál es la asignación de recursos más eficiente para maximizar la probabilidad de obtener rentabilidad por encima de los activos seguros? Nuestra labor es contestar a esas, y otras preguntas como esas, lo más acertadamente posible. 

En este punto recuerdo la famosa comparativa que realizó el experto en psicología de trading, Brett Steenbarger: ¿qué tienen en común un talentoso pronosticador meteorológico, un analista de la CIA, un trader de mercado y un exitoso apostador deportivo? Una correcta apreciación de las probabilidades.  

No es que tengan una bola de cristal para ver el futuro. Sus buenos resultados se basan en el análisis inteligente de la gama de resultados posibles y la probabilidad de que ocurra cada uno. En términos de David Apgar, añadía Steenbarger, estos individuos presentan inteligencia de riesgo. 

Las personas con inteligencia de riesgo son aquellos que aprenden rápidamente sobre los riesgos y recompensas y se adaptan a los cambios que presentan. Dylan Evans señala que la inteligencia de riesgo es de hecho una forma distinta de la inteligencia que no se correlaciona con el coeficiente intelectual en general. “Vemos a menudo en el mercado cómo personas muy brillantes toman decisiones muy estúpidas sobre el riesgo”, afirma. 

Pongamos el caso de dos inversores. Ambos llevan mucho tiempo en un mercado que ha sido claramente alcista. La tendencia ha durado lo suficiente como para que haya ganado en popularidad y las subidas sean ampliamente celebradas. 

El primer operador cree que la tendencia puede desarrollar un movimiento parabólico y aumenta el tamaño de sus posiciones en bolsa. El segundo operador, aunque experimenta el mismo entusiasmo, revalúa su posicionamiento, analiza el ratio riesgo/recompensa, y compra un poco de protección a la baja mediante opciones de bajo coste. 

Cuando el mercado se da la vuelta y los enormes beneficios potenciales se agolpan para materializarse, el primer inversor probablemente sufrirá gran parte de estas caídas, mientras que el segundo mantendrá la mayoría de sus ganancias. 

¿Qué es la inteligencia de riesgo? El primer inversor se deja llevar por el movimiento del mercado y se convierte en “riesgo estúpido”. El segundo se basa en la inteligencia de riesgo para reformular sus probabilidades y cambiar la exposición. Una gran parte del éxito de este cambio se produce cuando la inteligencia emocional –la conciencia de nuestra experiencia y capacidad de adaptación- desencadena en inteligencia de riesgo. No es que los operadores exitosos controlen o eliminen sus emociones, sino que usan sus emociones como información en la evaluación de los riesgos. 

“Los traders más exitosos que conozco, no se distinguen por el nivel de riesgo que toman, sino por la inteligencia del proceso de toma de riesgos”, añade Steenbarger. 


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