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La mejor recomendación de Bolsa es la que no se publica, la que sólo unos pocos conocen

por La Carta de la Bolsa Hace 5 años
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Me lo dice Abraham M. viejo analista londidense: "una idea, una realidad muy simple, pero que siempre pasa desapercibida: la mejor recomendación en Bolsa es la que no se publica, la que sólo unos pocos conocen". Y vuelvo a mis CARTAS. Los que seguimos la Bolsa al instante sabemos que "En la Bolsa, como en otros negocios la información que tiene todo el mundo no sirve para nada...Si quiere ganar dinero en Bolsa, como en otros negocios, busque proyecciones de futuro. Los datos que todos tenemos encima de la mesa, en las redes sociales, en los medios de comunicación, sirven para muy poco. Son datos del pasado. Y lo que es peor, las máquinas que dominan en el mercado se nutren de ellos para tratar de adivinar el futuro ¿PER? Es uno de los indicadores más seguidos. Se ofrecen cifras de multiplicadores futuros, pero con un punto de partida que no sirve para nada. Los mejores gurus y analistas del mercado hace tiempo que desenterraron el hacha de guerra y, en un manifiesto poco usual, recomendaron aborrecer las prácticas del pasado, las que aconsejan conducir con la ayuda del retrovisor. En términos económicos y bursátiles desprecian los datos y estadísticas que se publican cada día, porque, dicen, son agua de borrajas. Datos pasados, que lejos de ayudar en la prospección del futuro nos pueden engañar. En el mismo acto, centran todos sus esfuerzos en la detección de los indicadores adelantados. Los sabios reniegan de los datos de hoy, porque, dicen, son los mimbres usados de ayer. Urge escrudiñar el futuro, examinar las vísceras del paciente para evitar sorpresas. La Bolsa anticipa tendencias. Nunca lo hace a la perfección, porque de ser así la Bolsa moriría de éxito. La Bolsa cotiza el futuro, pero con fallos notables, bien por excesos de optimismo, bien por defecto..."

Desde hace muchos años hemos leído análisis y predicciones diabólicas; estudios malintencionados y recomendaciones de tócame Roque. La procedencia de las mismas es clave a la hora de enjuiciar este fenómeno, que se extiende como una mancha de aceite impregnándolo todo. No es lo mismo una recomendación hecha al pie de la barra de un bar, con una cerveza en la mano, que una previsión emanada del Servicio de Estudios de un banco importante, de un banco central o de un organismo supranacional. Una actitud torticera en esta línea ¿podría catalogarse como abuso de Mercado? Que no cunda el pánico. No hay bemoles. Ningún Regulador tomará cartas en el asunto.

A determinados participantes en el mercado, este enfoque les resulta pueril. A otros no, principalmente a quienes viven del corretaje de sus clientes y de la prestación de servicios. Un juicio de valor procedente de una gran institución desestima, con harta frecuencia, el análisis riguroso, que las firmas independientes ofrecen. Los particulares saben que las previsiones y las recomendaciones en Bolsa y en Economía fallan más que las escopetas de feria trucadas. Todos los años, no obstante, se repite la misma ceremonia de la confusión y son muy pocos los que aproximan sus proyecciones previas a la realidad. El caso del PIB español es flagrante como descorazonador es el castigo sistemático que los gestores anglosajones propipan a la Bolsa española.

Me lo dijo hace tiempo un viejo lobo de la Bolsa española: "No saben lo que sucedió ayer y tiene huevos para pronosticar lo que pasará dentro de unos meses, incluso años".

Me vuelve a escribir, con mayor indignación que hace dos años, Fernando Corrales, analista y especulador en Bolsa desde que me salieron los dientes, a propósito de la reiteración, con nocturnidad, premeditación y alevosía, de las recomendaciones de las casas de Bolsa y de la fijación de precios objetivo para otros tantos valores cotizados. "Si han seguido la liturgia de los grandes gestores internacionales (y algunos nacionales) de este fenómeno desde el Brexit comprenderán mi indignación y por qué es un asunto de vergüenza ajena: en apenas unos meses han duplicado precios objetivo de valores líderes, principalmente bancos, por la única razón de que las cotizaciones han ido muy por delante de sus precios objetivos calculados en base a no se qué. Lo peor, hoy como siempre, es que algunos medios creen tanto en esta patraña que la hacen dogma de fe, palabra de dios. Tal es así, que estos medios y sus mariachis llaman, de manera indirecta, necios a los que compran y venden acciones sin seguir el guión de los bancos anglosajones o de las firmas de Bolsa española. Hace poco leí que ya no había recorrido en la Bolsa española, porque todos los valores estaban por encima del precio objetivo ¿Precio puesto por quién? ¿Objetivo determinado por qué? ¿Acaso hay alguien en este mundo capaz de averigüar qué es lo que va a pasar en el minuto siguiente? ¿Y qué me dicen de las recomendaciones? Ahora comprar, luego vender, más tarde neutral y luego volver a comprar, con frecuencia más caro, lo que antes de recomendó vender..."


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