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¿Se están creando las condiciones para un conflicto armado entre EE.UU. y Rusia?

por Carlos Montero Hace 5 años
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Las razones económicas han estado detrás de la mayoría de los grandes conflictos bélicos que se han producido en la historia. El factor económico es quizás el de mayor peso a la hora de iniciar un conflicto, y es un detonante para la conquista de bienes, territorios, legados e infraestructuras, entre otros. La guerra es fundamentalmente económica, y luego política y religiosa.

¿Pero por qué les cuento todo esto? El motivo es que se están sentando las bases económicas para que en un futuro se corra el riesgo de iniciarse un conflicto entre las dos superpotencias miliates del mundo: EE.UU. y China. El analista Guillermo Barba señala al respecto:

Rusia solía tomar las sanciones económicas de Estados Unidos y Europa Occidental como si fueran una ‘picadura de pulga’ sobre sus actividades, pero ya no es así. El primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, recién admitió que las medidas se están convirtiendo “en una herramienta de guerra económica real”.

Rusia no enfrenta una crisis inminente, pero su economía comienza a mostrar signos de agotamiento frente a las medidas que asfixian al país desde 2014. Así lo plantea el reconocido columnista Ambrose Evans-Pritchard en un artículo en The Telegraph. El aparente poder económico del país de Europa Oriental es parte de la estrategia del gobierno de Vladimir Putin para mantener su posición dominante, pero cada vez le cuesta más mantenerse así.

Desde que Putin anexó a Rusia la región ucraniana de Crimea en 2014, Estados Unidos y Europa impusieron sanciones económicas, entre éstas la prohibición de hacer negocios con empresas rusas, muchas con conexiones con el Kremlin.

Pese a que Rusia es el país más grande del mundo, territorialmente hablando, su Producto Interno Bruto (PIB) es de apenas 1.2 billones de dólares, menor que el del estado de Texas. Además de las sanciones, la caída en los precios del petróleo (propiciada, en parte, por EU gracias a su incremento de producción) limitó los ingresos de Moscú, y los que quedaban fueron utilizados en el presupuesto militar.

“El señor Putin desperdició la bonanza petrolera de 2005 a 2014 con un arrogante rearmamento”, dice Evans-Pritchard en su artículo.

Financieramente, Rusia no pasa por serias dificultades; el rublo, con un tipo de cambio flotante, se ha mantenido estable; su déficit fiscal es de un modesto 2% del PIB, y la agencia Standard & Poor’s subió la calificación crediticia a BBB. Pero probablemente se le vendrán más problemas que pueden presionar sus balances.

Desde que las empresas rusas son tratadas como “parias” en el mundo, el gobierno tendrá que ayudarlas a seguir operando. Por su parte, el ministro de Energía advirtió que la producción de petróleo podría caer a la mitad en el año 2035 si no llega inversión fresca. El banco central ruso, por su parte, cuenta con 453,000 millones de dólares en reservas internacionales para enfrentar estos choques, pero no se sabe cuánto le puede ayudar.

Estados Unidos está asfixiando al oso ruso. ¿Puede provocarlo a lanzar un ‘zarpazo’ cuyas consecuencias nadie puede medir? Es poco probable.

Pese a las advertencias de Rusia de que Estados Unidos no se meta más en Siria, la realidad es que, sin la fortaleza financiera suficiente, Moscú no tiene mucho que hacer frente a una potencia que ya no es lo que alguna vez fue, pero que sigue siendo mucho más fuerte económicamente.


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