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¿Conocen a un buen psicólogo?

por José Luis Martínez Campuzano Portavoz Asociación Española de Banca Hace 10 años
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Desde el mes de mayo llevamos discutiendo sobre el Taper. Ocho meses temiendo sus consecuencias, anticipadas en el fuerte castigo hacia los mercados emergentes durante el verano. Tal inestabilidad, amplificada con los análisis alarmistas de economistas y autoridades, bancos centrales y el FMI incluidos, llevaron probablemente a la Fed a rectificar sobre la marcha y no iniciar la reducción de las compras de deuda en septiembre. Donde dije digo, digo Diego. Y entre medias, el Taper se convirtió en una palabra tabú anticipo de inestabilidad, cambio de sesgo de política monetaria y especialmente de la retirada de la garantía implícita de la Fed al comportamiento alcista de los mercados. ¿Y qué ha ocurrido cuando el Taper por fin se ha materializado? Que las bolsas norteamericanas han alcanzado nuevos máximos históricos, arrastrando con fuertes subidas al resto de las bolsas mundiales.

¿Por qué? Una explicación me la ofrecía un compañero ayer mismo: "simplemente la incertidumbre sobre el inicio del Taper ha desaparecido". Tan sencillo, pero contundente. Al final, lo que temíamos no era tanto que se inicie la reducción de las compras de deuda como el riesgo de que esta reducción se materialice. De acuerdo: lean de nuevo la explicación anterior. Y repitan tantas veces como sea preciso. Es lo que yo he hecho para intentar obtener alguna valoración racional. Bueno, es cierto que ya sabemos que el Taper se inicia en enero y por sólo 10 bn. ¿Y en el FOMC de enero? Pues, quizás la Fed decida dejar de comprar otros 10 o 15 bn. de papel Y así durante buena parte del próximo ejercicio. En el fondo, la prudencia en el descuento de la inyección mensual de dinero y el hecho de subordinar cualquier decisión no tanto al desempleo (el objeto anterior del 6.5 % se podría ya obtener en la primera mitad del año) a la inflación (el objetivo del 2 % puede tardar algo más) han podido proporcionar suficiente confianza a los inversores que estos han dejado libres su ansia compradora. Incluso, a apenas una semana hábil de que finalice un año ya de por si espectacular para los activos de riesgo.

En resumidas cuentas: 1. el Taper se ha quedado en una simple amenaza no materializada, nada que ver con la valoración que hacia el propio Draghi a principios de la semana de que era mucho más complejo de manejar de lo que parecía (y parecía ciertamente algo muy complicado); 2. la combinación de elevada liquidez, no obstáculos fiscales y menos incertidumbres desde la Fed nos preparan para un escenario donde el sentimiento bullish de los inversores puede alcanzar su máxima expresión; 3. ¿se comerá el rally de final de año parte de las ganancias esperadas para 2014?. Al final, como una promesa autocumplida el optimismo de los inversores presiona al alza los precios de los activos que lleva a retroalimentar el optimismo al que me refería antes. ¿Y los bancos centrales? Reiterando que, por el momento, no hay indicios de burbujas. ¿Y excesos de precios? ¿inflación de activos? De este tema no dicen nada.

Ayer conocimos varias noticias negativas sobre la economía española: una posible subida del recibo de la luz en enero de dos dígitos, datos económicos negativos, tanto en industria y servicios; en paralelo, el Ibex registraba la mayor subida diaria de los últimos meses. Es sólo un ejemplo: los datos mensuales son sólo eso, datos mensuales que deben ser valorados con cautela si los vamos a extrapolar. Pero no deja de ser llamativo el decoupling entre datos reales y mercados. Pero, ya hablando en general, en los últimos meses es cierto que los datos económicos negativos han tenido una valoración positiva por los inversores precisamente al interpretar que reducían el riesgo de que los bancos centrales, la Fed, finalmente optaran por reducir la expansión monetaria de forma más rápida de lo esperado. Por el contrario, los datos económicos positivos tenían una lectura negativa precisamente ante el temor de un cambio de sesgo más drástico en la política monetaria expansiva. Aunque, lo cierto es que también hemos visto como los mercados subían con datos económicos positivos. Y ahora, con la Fed limitando el cambio de sesgo al que me refería antes, probablemente datos económicos positivos y negativos coincidirán en animar a unos ya más que animados inversores. O tal vez, no sea así: ¿y si los inversores comienzan a temer el mal de altura por los precios alcanzados por los activos?. Incluso, ¿y si vuelven a temer de nuevo el viejo Taper frente al nuevo?

Al fin y al cabo, el precio del oro intenta romper a la baja niveles de 1200 $ la onza. ¡Menudo lío! Voy a escuchar de nuevo la entrevista a Greenspan donde habla de burbujas, excesos, subidas retrasadas en el tiempo y otros conceptos más propios de un psicólogo que de un economista (la entrevista reciente, no se confundan con la exuberancia irracional que mencionaba el ex Fed en los noventa). Al final, el forward guidance es precisamente eso: limitar y delimitar las expectativas a futuro de los agentes. De los inversores. Mejor irnos de vacaciones para tener ideas más claras (si esto es posible) a la vuelta.


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