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La felicidad se compra con dinero, al menos en el corto plazo

por Carlos Montero Hace 6 años
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Todos hemos oído el dicho de “la felicidad no se compra con dinero”, aunque hay estudios a favor y en contra de dicha afirmación. Ahora bien, en lo que sí parece que hay un consenso es que la falta de dinero sí incrementa el nivel de estrés, y por tanto, el nivel de infelicidad.

Esto también se ha comprobado en los mercados. Los profesores Joseph Engelberg y Christopher Parsons de la Universidad de California, publicaron un estudio en 2014 en el que mostraban como tras el crash de las bolsas en 1987, se produjo un notable aumento de las admisiones hospitalarias, especialmente por problemas de salud mental.

Analizaron los registros de pacientes de todos los hospitales de California desde 1983 a 2011 y encontraron un fuerte vínculo entre las bajas rentabilidades diarias de las bolsas, y los ingresos hospitalarios, especialmente por motivos psicológicos como la ansiedad, trastornos de pánico, o depresión mayor.

Esta vinculación ha sido confirmada por estudios posteriores de los investigadores del Colegio de William and Mary and Johns Hopkins, que descubrieron que las fuertes pérdidas repentinas de riqueza afectan a la salud mental. Por ejemplo, aquellos que tuvieron grandes pérdidas en el colapso bursátil de 2008 tuvieron una mayor sensación de depresión, y usaron en mayor número medicamentos antidepresivos.

Ahora bien, esta vinculación entre riqueza y pérdida de salud o la infelicidad asociada es en el corto plazo. En el medio/largo plazo la conexión se diluye.

Un famoso estudio de 1978, afirma Maria Lamagna en MW, comparó 22 ganadores de loterías con 29 parapléjicos víctimas de accidentes que hacían de grupo de control. Los investigadores de la Universidad de Massachusetts y Northwestern, encontraron que los ganadores de la lotería no eran más felices que el grupo de control, y ni si quiera eran más felices de lo que eran antes de que les tocara la lotería. De hecho, las víctimas de los accidentes eran ligeramente más infelices que el grupo de control cuando se les preguntaba por las tareas diarias.

Muchos de los encuestados sobre la pérdida de gran parte de su riqueza en caídas de los mercados señalaban que era una de las mejores cosas que les había pasado, ya que así les permitió focalizarse en lo que verdaderamente era importante. Supongo que esa pérdida de riqueza no amenazaba sus necesidades básicas.

La conclusión que podríamos sacar de estos estudios es que la pérdida o ganancia de riqueza varía tu nivel de felicidad en el corto plazo. En el largo plazo apenas tiene efectos significativos. Algo que nos debería hacer pensar sobre si estamos en el camino correcto en la búsqueda de felicidad que todos recorremos.


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