A corto plazo, un buen comienzo de año es habitual, pues es una época del año estadísticamente muy alcista, que a veces no tiene continuidad. A medio plazo, la fortaleza del euro y la inestabilidad política será la protagonista en Europa. A largo plazo, el año se presenta positivo dado el sólido entorno económico actual, y a que los bancos centrales, a pesar de estar de retirada, seguirán apoyando la economía.

En las elecciones catalanas se cumplió el peor escenario posible y las Bolsas españolas todavía lo están digiriendo. No se contempla la independencia de Cataluña, por lo que no hay desplome, pero si goteo, por la situación de crisis permanente que se vaticina. Además, las Bolsas europeas casi se han quedado sin Rally de Navidad, castigadas por la fortaleza del euro que ya ha superado los 1,20 $ y amenaza con seguir subiendo. Pero euro aparte, las Bolsas europeas no paran de sumar problemas. El siguiente son las elecciones en Italia para el 4 de marzo, en las que el partido populista 5 estrellas está en cabeza de los sondeos y sin mayorías claras para formar gobierno. Por el contrario, la fortaleza de la economía de USA mantiene Wall Street en zona de máximos históricos. Allí el problema es el exceso de optimismo.

El Ibex 35 ha empezado 2018 como acabó 2017: en un lateral, entre los 9.900 y 10.400 puntos, aunque la resistencia clave está un poco más arriba, en los 10.600 puntos, máximos de noviembre. 2017 hubiera sido un buen año si la caída del Popular en junio y la crisis catalana de este otoño no hubiesen limitado las ganancias en 2017 al entorno del 7,5%. En 2018, su principal problema, no será que haga nuevos mínimos, si no que le costará hacer nuevos máximos.