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Hablando de Latinoamérica

por José Luis Martínez Campuzano Portavoz Asociación Española de Banca Hace 10 años
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Un error que todos cometemos con demasiado frecuencia es hablar de zonas geográficas sin reparar en las peculiaridades de los países que la componen. De hecho, incluso también hablamos de problemas y beneficios comunes de grupos de países según su grado de desarrollo. Generalizar simplifica el análisis, sin duda. Pero, también nos lleva a cometer errores de apreciación.

En el caso de las economías emergentes, entre Asia, Este de Europa, África y Latinoamérica.... ¿tiene sentido generalizar? Probablemente no. Aunque en nuestro caso hablamos de problemas diferentes domésticos y una sola amenaza común: el potencial de inestabilidad financiera derivada del final de la inyección de liquidez de la Fed. Al final, el inicio de la normalización de la política monetaria en USA y la más que probable repatriación o diversificación de capitales desde mercados sobredimensionados como pueden ser los de países en desarrollos. Este factor de riesgo común sí puede acentuar los problemas domésticos de los diferentes países. Y de las zonas.

Ya no es sólo que estos mercados se convirtieran durante la Crisis en mercados refugio y de elevada rentabilidad para el dinero que huía de los países desarrollados. A la vez, toda esta expansión de liquidez a nivel mundial más la aplicación de políticas expansivas de sus autoridades han llevado a la acumulación de excesos, de precios y deuda, y un escenario futuro de tensiones sociales y políticas una vez que los ajustes se hacen imprescindibles. De hecho, la respuesta de las autoridades a la Crisis también determina la diferencia de los problemas a los que se enfrentan ahora. En Asia, el elevado peso de la demanda externa y la inversión ha llevado a un escenario de cambio de modelo de crecimiento apoyado en el consumo privado y ajuste obligado de la deuda. En el caso de Latinoamérica, el excesivo peso del consumo y las exportaciones ahora se traduce en la necesidad imperiosa de aplicar reformas estructurales para aumentar el crecimiento potencial y combatir excesos de precios. Lamentablemente, sólo las autoridades mexicanas parecen realmente enfocadas en aplicar medidas estructurales que abarquen la fiscalidad, educación, energía, telecomunicaciones y aumentar la competencia. Aunque con un coste social y político que se ha sentido con fuerza este año.

Nosotros esperamos que el crecimiento de la economía latinoamericana se acelere hasta niveles de 2.6% el próximo año, desde el 2.4% estimado este ejercicio. Pero es un crecimiento inferior al 2.7% registrado desde 2011. Y son cifras que esconden una clara disparidad de comportamientos entre países:

* En Brasil esperamos que el crecimiento se modere en 2014 hasta niveles de 1.8% frente al 2.3% estimado este año (2% en los últimos años)

* La economía chilena podría mantendrá en nuestra opinión un crecimiento estable en niveles del 4.0%, aunque supone 1.2 puntos por debajo del promedio reciente

* Somos optimistas para la recuperación de México en 2014, con un crecimiento que podría superar el 3.8 % el próximo año desde el 1.2 % estimado para el presente ejercicio (3.0%)

* Esperamos que la desaceleración se acentúe en Argentina el próximo año, con un crecimiento esperado del 0.5% desde el 2.7% actual

Latinoamérica precisa de reformas estructurales que aumenten su crecimiento potencial, más allá del factor demográfico que las ha beneficiado en el pasado. Pero, en un escenario de creciente inestabilidad financiera, de bajo crecimiento doméstico, de sobrecapacidad en la producción (no tan importante como en Asia, es cierto) y muchas dudas sobre la evolución a corto plazo de los precios de commodities, parece aventurado esperar un aumento de la inversión productiva. Por otro lado, con el margen de actuación de las autoridades limitado (bajos tipos de interés, déficit público y deterioro de la balanza exterior), la posibilidad de que veamos sorpresas positivas en el crecimiento más allá de casos concretos como sería México no parece muy elevada. Al final, como también ocurre con el resto de los países en desarrollo, Latinoamérica necesita tiempo para enfocar sus problemas. Un tiempo precioso que sus autoridades deben aprovechar, algo que como dije al principio no ha sido generalizado hasta el momento. De hecho, lo que debemos temer es precisamente lo contrario: que un aumento de la inestabilidad financiera (inflación, financiación, deterioro de la demanda doméstica....tensión social y política) se lleve por delante parte la confianza que ha beneficiado al área durante la Crisis.. No lo creo, al menos no de forma generalizada. Con todo, será un motivo de inquietud para 2014. 


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