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Caer caeremos, pero no por ahora

por Carlos Montero Hace 6 años
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Traíamos a estas páginas la semana pasada, las palabras del gurú financiero Marc Faber. Recordemos: "Hay una burbuja en todo. Ningún precio de activos es muy bajo. Estamos en algún lugar entre 1999 y 2000. Algún día esta burbuja terminará. Cuando esto suceda la gente perderá el 50% de sus activos".

Faber afirma que la sobrevaloración de algunas bolsas occidentales, especialmente la de EE.UU., es histórica, y que únicamente durante la burbuja tecnológica los ratios de valoración alcanzaron niveles similares a los actuales. ¿Pero es esto cierto? Veamos:

El ratio PER Shiller del S&P 500, o la relación entre el precio del indicado, y su promedio de beneficios de la última década, está ahora en 30 veces. Esto parecería muy caro teniendo en cuenta que el promedio histórico es de unas 15 veces, pero parecería que aún le quedara mucho recorrido si tenemos en cuenta las 45 veces que alcanzó durante la burbuja tecnológica.

Si nos fijamos en el ratio PER clásico, relación entre el precio de un activo o indicado y su beneficio anual esperado para el siguiente año, vemos que para el S&P 500 está ahora en 23,4 veces. También sería muy caro si tenemos en cuenta el promedio histórico de unas 14 veces, y estaría en línea con las de otras burbujas financieras como la de 1987 (PER 21x) o la de 1999 (PER 30x).

Ahora bien, miremos un poco más allá. Veamos la relación que había en aquellas fechas entre la rentabilidad por dividendo del S&P 500 y la del bono a 10 años de EE.UU. En 1987 la rentabilidad por dividendo era del 4,7% (parecida a la actual del 4,3%), pero la rentabilidad del bono a 10 años era del 8,8% (frente al 2,3% actual). En 1999 la rentabilidad por dividendo era del 3,3% frente a la rentabilidad del 10 años USA del 6,3%.

Es decir, aunque la rentabilidad por dividendos del S&P 500 en 1987, 1999 y la actual se encuentran en un rango razonable entre el 3,3% y el 4,7%, la rentabilidad de los activos libres de riesgo difieren enormemente.

Un inversor en 1987 tenía la opción de invertir en el S&P 500 con una yield del 4,7% o comprar un bono a 10 años del Tesoro Americano que le proporcionaría una rentabilidad del 8,8% anual. Es lógico pensar que ante cualquier pérdida de confianza en los mercados de valores, hubiera un enorme traspaso de posiciones de la renta variable a la renta fija.

En la actualidad, el inversor debe elegir entre un S&P 500 con una yield del 4,3% o una rentabilidad del 10 años del 2,3%. La diferencia es demasiado elevada para que en estos momentos las caídas, de producirse, fueran mucho más allá de una mera corrección de un mercado alcista.

¿Qué podría pasar para que las bolsas entraran en esa fase bajista que anticipa Faber? Lo primero y más evidente es que las compañías dejaran de ganar el dinero necesario para mantener su política de redistribución de beneficios. Esto sucedería en un proceso económico contractivo, lo que por ahora parece alejado.

Otro hecho que cambiaría el panorama sería una subida importante de la rentabilidad de la renta fija. Esto se produciría por un incremento de los tipos de interés a nivel global debido a repuntes de inflación descontrolados. Esto también parece que queda aún muy lejos.

Que entraremos en una nueva tendencia bajista con el tiempo es un hecho. Que eso se produzca en el corto/medio plazo, no parece la opción más probable.


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