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Hay unanimidad entre los analistas sobre el sesgo de las Actas del último FOMC, claramente más “hawkish” de los esperado. 

También hay unanimidad entre los analistas (y no tienen que ser los mismos anteriores) sobre el sesgo de los últimos comentarios desde el BCE, incluidas las Actas de la reunión de marzo, en este caso claramente “dovish”. 

¿Es posible la contradicción en los mensajes desde los dos principales bancos centrales? Naturalmente que sí. Al final, diseñan la política monetaria de sus respectivas áreas con independencia. Pero, también es cierto, los efectos de políticas divergentes se sienten de forma global. Y su principal consecuencia, es incertidumbre.

De acuerdo con las Actas de la Fed, muchos participantes anticipan una subida gradual de los tipos de interés y consideran acertado un cambio a final de año en la política de reinversión de activos. Valoran la inflación más elevada, el empleo en niveles máximos, un mayor optimismo económico e impasse en la política fiscal tras el cambio de presidencia. Recordemos que el balance actual de la Fed es de más de 4.5 tr. $ frente a apenas 1 tr. antes de la Crisis.

En el caso de las Actas de la reunión del BCE de principios de marzo, la mayoría de los participantes se mostró optimista sobre el crecimiento y aún prudente sobre la inflación. Al final, no muy diferente al comunicado posterior a la reunión del Presidente Draghi. Pero, con una salvedad: sí se percibe que podría producirse a corto plazo un cambio de sesgo. Al menos se discutió sobre ello en la Reunión. Me refiero al forward guidance de tipos. Pero, tampoco queda muy clara la conclusión anterior tras escuchar al propio Presidente Draghi ayer mismo: pide más pruebas de una subida sostenible de la inflación antes de iniciar la normalización monetaria. ¿Y el cambio de sesgo? Sobre esta cuestión las posiciones fueron enfrentadas entre los analistas a la hora de interpretar sus palabras. Praet advierte, también ayer mismo en el Congreso organizado por la Federación de banca alemana, de los riesgos de que el QE pierda efectividad si aumenta la incertidumbre sobre la evolución de los tipos de interés. Weidmann mostró poca urgencia en el inicio de la normalización monetaria, aunque considera que este momento se está acertando. Y Vasiliauskas aplaza hasta la finalización del QE adoptar cualquier cambio en política monetaria. De forma implícita, sobre cualquier decisión de tipos de interés.

¿Sólo incertidumbre? En definitiva, la contradicción entre el diseño de las políticas monetarias podría ir más allá de la incertidumbre. Pero el potencial de inestabilidad en los mercados que conlleva es por el momento limitado.

El FMI ha realizado un estudio sobre las consecuencias en el sector financiero considerado en términos generales (bancos, pero también compañías de seguros, pensiones y fondos de inversión) de un escenario de bajo crecimiento y condiciones financieras muy laxas…

¿Las conclusiones? La mayoría, mejor supervisión y más regulación, centradas en entidades financieras no monetarias. Y es que los bancos ya se enfrentan a una regulación estricta. En este sentido, el FMI también advierte de los riesgos a la estabilidad financiera derivadas de la búsqueda de rentabilidad en un entorno de condiciones financieras laxas.

Al final, más allá de los mensajes a corto y medio plazo de los bancos centrales lo realmente importante se centra en los riesgos que conllevan el mantenimiento de unas condiciones financieras demasiado laxas durante demasiado tiempo. Y no es un riesgo menor.


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