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¿Saben dibujar una raíz cuadrada? Seguro que sí. Pero, aunque lo parezca, no es nada fácil. De hecho, diez personas elegidas al azar la dibujarán de forma diferente. Y si incluimos a los niños, las diferencias serán incluso mayores. Especialmente en el tramo final, por encima o por debajo del inicial. Probablemente por debajo, en algún caso muy por debajo.

Les acabo de describir el diferente perfil de la recuperación de la Crisis a nivel mundial. En algunos casos, países, ya alcanzado el producto anterior a la Crisis. En otros, nos llevará mucho tiempo aún recuperarlo. Y si hablamos de desempleo (considerando la población activa, mejor hablar sólo de empleo) las diferencias serán mayores. Este decoupling en el comportamiento económico por países es uno de los principales riesgos a los que se enfrenta el crecimiento mundial. Y los mercados. De hecho, los indicadores cualitativos sí presentan una mayor uniformidad en su recuperación de los niveles anteriores a la Crisis. Aquí sin duda ha influido la recuperación experimentada por los mercados. Los flujos financieros, la revalorización de activos, ha sido una máxima en los últimos años. Mientras, las variables stock, producto, deuda y desempleados (o empleados) no sólo han presentado un comportamiento más divergentes si no también presentan importantes desfases con respecto a la situación inicial. Sí, el proceso de normalización en este último caso dista mucho de haber finalizado.

Pero incluso los mercados, reflejo de las variables flujo a las que me refería antes, tampoco se pueden considerar como un indicador de normalización. Las rentabilidades de la deuda, nominales y reales, la relación entre las valoraciones dela renta fija y variable, las primas de riesgo (soberano y de crédito privado) y la propia distribución de capital entre activos están muy lejos de poder considerarse como normales. Salvo, naturalmente, que el concepto de normalidad haya cambiado. Y no es una teoría que podamos desechar tan fácilmente.

Hace algún tiempo pensaba que la actuación de los bancos centrales había servido para impulsar los precios que no la liquidez de los activos. Ahora ya no lo tengo nada claro, al menos de forma generalizada entre activos. Es posible que esto se un nuevo ejemplo de la normalidad a la que me refería antes. Elevado crecimiento e inflación baja, en un entorno de tipos de interés moderados. Este era el escenario normal antes de la Crisis. El actual es otro bien diferente: bajo crecimiento, baja inflación y muy bajos tipos de interés. ¿Mayor riesgo? Seguro que sí. Pero, un riesgo que debería ser más matizado a medida que el temor a la recesión de paso a la confianza sobre la recuperación. Una recuperación, es cierto, lenta e irregular. Pero que debería tomar fuerza con el tiempo, lo que llevaría a los inversores a descontar a futuro un menor protagonismo desde los bancos centrales. El resto ya lo pueden suponer: menor protagonismo de los mercados de renta fija frente a la renta variable. Pero, esto no significa una fuerte subida de tipos de interés de la deuda (baja inflación, aunque de hecho ya se cuidarán los bancos centrales de limitarlo).

Sí, las bolsas deberían ser las grandes protagonistas de la inversión financiera en los próximos años. Otra cosa es que su subida ahora quede totalmente supeditada a la mejora de las rentabilidades empresariales que acallen el debate sobre potenciales burbujas a medio plazo. Aunque me temo que este riesgo nos seguirá acompañando con el tiempo, convirtiéndose en un factor de riesgo adicional.

En definitiva, valoraciones relativas, mejora de perspectivas macro y creciente interés inversor por la bolsa tras infraponderarla con respecto a la renta fija harán que las bolsas se conviertan en el principal instrumento para invertir en los próximos meses. Pero, como he dicho antes, el escenario dibujado no está exento de riesgos. Y el primero, el más obvio, que las expectativas de crecimiento (o de resultados empresariales) no se cumplan. El segundo, quizás relacionado con el anterior, que la inestabilidad del mercado que provoque el Taper desde la Fed (o el cambio de sesgo de tipos en UK/USA) lleven a un fuerte aumento de la aversión al riesgo. Y tampoco puede quedar fuera de todo lo anterior que surjan tensiones sociales y políticas que dificulten o impidan la tan esperada normalización económica y de los mercados. Sea cuál sea esta normalidad que aún no conocemos.


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