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Teman lo que no conocen. Y especialmente lo que no esperan. Pero que esto no les paralice.

De hecho, a principios de año es habitual que las casas de análisis publiquen conjuntamente con sus previsiones sobre la evolución de los mercados las amenazas o factores de riesgo que pueden matizarlas. China, la deuda privada, suele ser uno de los principales candidatos como factor de riesgo. La depreciación del CNY y el último dato de reservas del Banco Central no hacen más que acentuar ahora esta constante candidatura como factor de riesgo. ¿Y el resto? Curiosamente entre los factores de riesgo que se mencionan hay pocos económicos y muchos políticos. Los datos económicos que vamos conociendo refuerzan el escenario de fuerte aceleración económica mundial. Poco más podemos añadir nuevo sobre los riesgos políticos a los que nos enfrentamos en los próximos meses.

¿Y los riesgos financieros? Los propios mercados. Vean este gráfico…

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La volatilidad cotizada como sinónimo de riesgo. Si así la entienden, quizás valoren en su justa medida que el nivel de VIX cae en estos momentos hasta su mínimo desde el inicio de la Gran Recesión. Siempre se podrá oponer que un escenario dominado por la incertidumbre no tiene por qué ser volátil; pero la volatilidad siempre pasa a ser un factor de incertidumbre adicional.

En este punto entran los bancos centrales. Y es que en las listas de potenciales riesgos a las que me refería antes apenas se mencionan algunos bancos centrales. Mejor dicho, a la Fed. Y eso que comienzan a surgir análisis anticipando el potencial impacto económico y financiero de la subida de tipos en Estados Unidos. El propio FMI ha publicado de forma reciente una pequeña nota sobre la cuestión. Pero son los mercados y economías emergentes las que centran la preocupación sobre el impacto financiero negativo de la subida de tipos de la Fed. Y con esto volvemos de nuevo a China.

Hace unos días era la Presidenta de la Fed la que mandaba dos mensajes alcistas en sendas conferencias, aunque de diferente intensidad. Con todo, el más agresivo (así lo consideró el mercado) aludía al riesgo de tener que subir los tipos de interés oficiales “varias veces en el año” hasta 2019 para evitar “desagradables sorpresas”. Con todo, ya saben que la Fed fija un nivel objetivo de tipos de interés neutrales bajo desde una perspectiva histórica. Dicho todo esto, lo que los mercados e inversores deben valorar para bien o para mal es la asimetría del margen de actuación de la Fed y de otros bancos centrales en el futuro inmediato: muy limitado en caso de sorpresas económicas e incluso financieras negativas; mucho mayor y hasta abierto en caso de sorpresas positivas en crecimiento y (no sé si un repunte inesperado de la inflación debe ser considerado de forma positiva) en los precios. Dejemos al margen el papel de la política fiscal. Aunque, por otro lado, esta afirmación puede ser cada vez más contestada precisamente en Estados Unidos.

¿Y las oportunidades? De acuerdo con los últimos datos de Citi, durante la semana pasada volvimos a observar entra de dinero hacia fondos de renta fija. Y por un importe significativo de más de 8,6 bn.$. Pero apenas 97 M. en fondos de bolsa. Y por cierto con salidas de 6,3 bn. de salidas de dinero en fondos de bolsa norteamericana. Este comportamiento reciente del mercado coincide con la aparente paradoja de observar subidas en los tipos de interés de la deuda, especialmente en los países desarrollados benchmark, con caídas en las primas de riesgo, al mismo tiempo que las bolsas subían.

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Las sorpresas económicas positivas (y en el caso de la inflación) sin duda suponen un buen caldo de cultivo para las bolsas. Especialmente si es la bolsa norteamericana, y el sector financiero de este país, el que marca el camino…

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